Enciende la chimenea, o unas velas, prepárate un chocolate bien caliente, una infusión, o un café... Una peli, sofá y manta... A la hora de comer unas ramas o flores frescas sobre una mesa de madera, no importa si comes solo, pon la mesa bonita, crea un ambiente agradable que ayude a conseguir ese toque especial que invite al placer de lo sencillo. Eso es hygge. Es esa sensación de refugio, de bienestar, de sentir el ambiente seguro y acogedor de tu hogar. Es la gratitud, la belleza de las cosas simples de la vida. Es sentirte en casa, y tener tiempo para ti mismo.
Disfrutemos de las pequeñas cosas que a diario la vida nos ofrece. Sintamos el Hygge.
No hace falta que la vida sea perfecta para que sea maravillosa.
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